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Economía circular aplicada al riego: cómo aprovechar recursos y reducir impacto

Economía circular aplicada al riego: cómo aprovechar recursos y reducir impacto

La agricultura se encuentra en un momento decisivo. El cambio climático, la escasez de agua y la necesidad de reducir la huella ambiental hacen imprescindible repensar la forma en la que producimos alimentos. En este escenario, la economía circular aplicada al riego surge como una vía eficaz para aprovechar al máximo los recursos, reducir residuos y hacer más sostenibles las explotaciones agrícolas.

En Agrosolmen, con más de dos décadas de experiencia en sistemas de riego, sabemos que la innovación y la sostenibilidad deben ir de la mano. Por ello, trabajamos para que cada gota cuente y cada material tenga una segunda vida útil. A continuación, repasamos algunos ejemplos prácticos de cómo la circularidad puede aplicarse en el riego.

Reutilización de aguas agrícolas

El agua es el recurso más valioso del sector agrícola y, en muchas ocasiones, se pierde en el proceso. La reutilización de aguas es uno de los pilares de la economía circular aplicada al riego. En explotaciones intensivas o invernaderos, los drenajes de riego pueden recogerse, filtrarse y volver a utilizarse. Del mismo modo, el agua empleada para la limpieza de equipos de riego puede someterse a un tratamiento sencillo y reincorporarse al sistema.

En algunos casos, pequeñas estaciones depuradoras permiten aprovechar aguas residuales agrícolas para riego localizado, siempre con las debidas garantías de seguridad. Con estas medidas, se reduce el consumo de agua bruta y se minimizan vertidos al entorno.

Reciclaje de materiales de riego

Las infraestructuras de riego generan residuos plásticos y metálicos que, si se gestionan de forma adecuada, no tienen por qué terminar en vertederos. Las tuberías de polietileno y las mangueras, por ejemplo, pueden reciclarse para fabricar nuevos sistemas. Los filtros y goteros, por su parte, cuentan con piezas desmontables que permiten su limpieza, reparación o envío a reciclaje especializado.

Incluso dentro de la propia explotación, tuberías y accesorios pueden reutilizarse en cultivos con menores necesidades hídricas. De esta manera, se reduce la generación de residuos, se abaratan costes y se prolonga la vida útil de los materiales.

Inclusión de materiales reciclados en infraestructuras

Una de las áreas en las que más se ha avanzado en los últimos años es en la incorporación de materiales reciclados en la fabricación de infraestructuras de riego. Elementos como tuberías, depósitos, válvulas y accesorios pueden producirse hoy en día a partir de plásticos reciclados, reduciendo la demanda de materias primas vírgenes y, con ello, el impacto ambiental asociado a la extracción y transformación de recursos.

Este tipo de soluciones mantiene los estándares de calidad y resistencia que requiere el sector agrícola. Gracias a la evolución tecnológica, los materiales reciclados logran una durabilidad equiparable a la de los convencionales, siendo aptos para trabajar bajo presión y en condiciones climáticas exigentes. Además, se han desarrollado procesos de fabricación que aseguran la trazabilidad del material, lo que aporta confianza al agricultor y garantiza que el producto cumple con la normativa vigente.

En el caso del riego agrícola, este enfoque no solo ayuda a reducir residuos plásticos, sino que también genera un efecto positivo en la huella de carbono de la actividad agrícola. Al reutilizar plásticos que de otro modo acabarían en vertederos o incineradoras, se disminuye la emisión de gases de efecto invernadero y se fomenta un modelo productivo más circular. Iniciativas como estas, impulsadas tanto por fabricantes como por empresas de ingeniería agrícola como Agrosolmen, marcan la diferencia en la transición hacia un sector primario más sostenible y eficiente.

Conclusión

Implementar medidas de economía circular en el riego no solo supone un beneficio ambiental, sino también una ventaja competitiva para el agricultor. En un contexto donde los costes de producción aumentan y la presión normativa es cada vez mayor, contar con sistemas que reutilizan agua, prolongan la vida útil de los materiales y reducen la dependencia de recursos externos se traduce en ahorro económico y mayor estabilidad en el tiempo.

Además, la circularidad abre la puerta a nuevas oportunidades de innovación y colaboración entre agricultores, cooperativas, empresas tecnológicas y administraciones públicas. Proyectos que integran eficiencia hídrica, energías renovables y reciclaje de materiales demuestran que es posible avanzar hacia un modelo agrícola más resiliente y sostenible. Desde Agrosolmen continuamos trabajando en esta dirección, convencidos de que la agricultura del futuro se construye hoy con decisiones responsables y soluciones técnicas que ponen en valor cada recurso.

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